Como un oscuro lago de insondable profundidad, el nativo de Piscis, romántico por naturaleza, puede dar todo el misterio que el amante más exigente pueda pedirle, y aún le sobrará.
Su manera de leer cada pensamiento o sentimiento de pasión de su pareja es una prueba más de su infinito potencial amoroso, siempre que encuentre a la pareja correcta, que debe ser tierna y sensible.
Piscis está enamorado del amor, y eso se nota. Piscis adora la intriga y la excitación del primer encuentro, todas esas conjeturas e indecisiones propias de los primeros escarceos amorosos, cuando dos corazones quedan deliciosamente suspendidos y en equilibrio.
Incluso es posible que intente prolongar este período tanto como le sea posible, y muy pocos amantes sometidos a su tentador estilo se quejarán de ello.
Lento pero seguro, usted teje una red de devoción fina como la gasa y tan imperceptible que ningún amante puede advertirla, pero hecha para retener a su amante para siempre, porque usted es un inteligentísimo manipulador.
Piscis necesita ser necesitado, y nada le gusta más que imaginar infinitas maneras de demostrarle a alguien que su amor es verdadero e irremplazable.
Usted es la más generosa de las parejas, y prefiere dar a tomar; seguiría a la persona elegida a cualquier parte, tanto si se trata de una expedición al Polo Sur como de una sucesión de desaforadas aventuras sexuales.
Piscis es intenso y serio, pero puede encapricharse de todos los sueños y los dramas de las relaciones amorosas, y nunca habrá escasez de pretendientes esperando turno.
Usted prefiere padecer en secreto todo tipo de dolores y preocupaciones antes de ver a la persona amada herida o asustada. Y florece cuando puede cuidar o proteger a otras personas.
Es lo bastante hipersensible como para lograr que los demás manifiesten sentimientos que albergaban en su interior sin saberlo.
Especialista en idilios tradicionales rosas, poemas de amor, luces tenues son tan sólo el principio, su pasión será una fantasía convertida en realidad, como sólo Piscis sabe hacerlo.