El niño Piscis 1

Hasta es posible que tu hijo Piscis te enseñe que no hay que permitir que ese tonto reloj sea en tu vida un dictador cruel e infalible. ¡Si no es más que un mecanismo de metal que hace tic–tac!
El niño Piscis necesitará una santa dosis de atención y apreciación. Habrá que estar atento a él y estimularle, porque no se siente seguro de su capacidad. Hazlo en la medida en que él lo necesita, pero respeta también sus momentos de retraimiento. Cuando le acometa uno de sus misteriosos ataques de soledad, déjale en paz. Su mente está a un millón de años luz, donde tú no puedes seguirla. Regresará con tiempo de sobra para la sopa de verduras y el chocolate caliente, solo que para entonces habrá cambiado la hora de la merienda para cerca de medianoche. Si te cuenta que ha estado volando en un platillo con un marciano, créele. Es muy posible.
Los maestros se despistan siempre que intentan calzar esta clavija de forma insólita en un agujero educacional redondo o cuadrado: es posible que no encaje en ninguno de los dos. Probablemente tendrás que hacer frente a múltiples conflictos entre sus peculiares métodos de aprendizaje y las rancias rutinas de la escuela. Piscis se negará en redondo a adaptarse a un esquema que no es el suyo. No le culpes demasiado. Nuestro sistema educacional todavía no está a la altura de la sabiduría neptuniana. Muchos niños y niñas Piscis tienen dotes artísticas, y a la mayoría de ellos les encanta la música y el baile. Independientemente de su peso, los jóvenes típicos de Neptuno son de pies ligeros. Es frecuente que las niñitas suenen con ser bailarinas; en cuanto a los varones, habitualmente eligen héroes del tipo de Beethoven, Miguel ángel, los astronautas o san Antonio, con preferencia a hombres de ciencia, presidentes o generales. Les encantan los libros de todas clases, y el estudio de su lengua natal puede ser uno de sus temas favoritos, ya que los Piscis son buenos narradores. Adoran las palabras, y es frecuente que la poesía les fascine. Al principio, a los neptunianos puede hacérseles difícil entender las matemáticas, pero mas adelante captaran con extraordinaria rapidez las teorías abstractas, subyacentes en el álgebra y en la geometría.

Pueden exhibir una falta de responsabilidad que tal vez resulte frustrante. Los niños Piscis siguen sus propias reglas. Son sensibles y es fácil que las actitudes bruscas les hieran en lo vivo; las lágrimas pueden ser frecuentes. Son criaturas que prefieren la compañía de los adultos en vez de salir a jugar con otros niños. Ya desde muy tierna edad tienen una profunda sabiduría, y comprenden por simpatía situaciones que quedan aun muy lejos de su alcance. A un niño de Neptuno se le suele acusar de mentiroso, pero para él, lo que dice no son mentiras; no lo hace con intención maliciosa o cobarde. Su mente joven nada en una imaginación siempre fluyente que le susurra mil secretos, tan deliciosos y llenos de tan pura belleza que no puede resistir a la tentación de hacerlos vivir en el frío mundo de la realidad. Lo que resulta terrible es que esos sueños encantadores no tardan en morir en el suelo árido y estéril de una sociedad materialista. Tu hijo necesita de tu compasión mas profunda para no hundirse en una triste y silenciosa desesperación.

Al niño Piscis, el mar le canta canciones que el nunca puede describir. La verdad, fría, fea y desnuda, es demasiado brutal para que el la soporte, y ocasionalmente necesita embellecerla o tratar de darle tibieza y color con los románticos matices de Neptuno. No es justo decir que esta mintiendo; estimúlale, en cambio, a que reúna todas sus nubes y rayos de luna para tejer con ellos poesías, escribir teatro o pintar cuadros. No tardará en aprender a adaptarse al mundo normal de la brutalidad, el egoísmo, la crueldad y la codicia. ¿Por que empujarle rudamente a él? Tal vez le cueste amoldarse a las exigencias sociales y escolares que asfixian su individualidad, pero sus padres y sus maestros pueden aprender de él el valor de la compasión, la comprensión, la belleza, la tolerancia, la imaginación y la gentileza. Todo depende del tipo de diploma que uno quiera conseguir en la vida.
Algún día, uno de los dos ganará: o la filosofía de la libertad de expresión típica de Piscis, o el conformismo.

Yo apuesto por Piscis. Claro, que a tu cordial y afectuoso niño de Neptuno habrá que enseñarle que la gente espera que él termine por adaptarse a los conceptos heterogéneos y chiflados, puestos patas arriba, de que ellos se valen… para sobrevivir, simplemente. Pero si se ve sometido a la presión excesiva de adultos hoscos y negativos, el Pececito no encontrará el camino hacia el otro lado del espejo. No le prives de la clave, él necesita evadirse ocasionalmente hacia allí, para renovarse en la auténtica sabiduría de la Reina Roja y del Caballero Blanco. Después estará mejor preparado para enfrentarse con el mundo real hecho de guerras, pobreza, enfermedad, éticas de la hipocresía y de la ingratitud. Tu pececito necesita una capa protectora contra los fríos vientos que le acometerán. Téjesela tú misma, con material recio, alegre y optimista. Trata de entender su modo de ser neptuniano. Guíalo con ternura, con prudencia, y cuando ya este bastante alto, es posible que un día, de pronto, se estire para atrapar una de sus estrellas de plata y alcanzártela. Entonces te alegrarás de no haberte reído de sus sueños. Mejor que desde ahora vayas haciéndole sitio en la repisa de la chimenea.

Signo Piscis