A papá Tauro le gusta llevar una vida ordenada y tradicional; adora las comodidades de su hogar y le encanta relajarse, y aunque Libra también disfruta de momentos de distensión, a veces puede convertir el descanso en una excusa para la pereza. Papá debe cuidarse de no darle esa clase de ejemplo: es importante estimular a Libra a que se mueva, a circular y a conocer gente.
Tauro es amable y cariñoso con los que ama, pero puede mostrase huraño o arisco con quienes no aprecia. Libra, en cambio, es el vivo retrato del encanto para casi todos los que lo conocen: posee modales agradables y una sonrisa afable y hace amigos con facilidad. Es muy raro que se le olvide ser encantador.
Al igual que a su papá Tauro, a Libra le disgustan los enfrentamientos y suele ocultar sus trastornos, comportándose como si todo estuviera bien. Papá es más sensible de lo que parece a las emociones de su hijo. No le resulta difícil abrazar a su hijo Libra y persuadirlo suavemente para que hable de lo que le preocupa.
Al niño Libra le gusta meditar mucho antes de tomar cada decisión y nunca hace nada con prisas. Tauro también piensa bien las cosas, pero después toma una firme decisión y la pone en práctica, y le cuesta comprender por qué a Libra le lleva tanto tiempo decidirse. Le hará un favor a su hijo si consigue transmitirle su sentido común, pues Libra necesita aprender a decidirse y su paciente padre Tauro es la persona más adecuada para enseñárselo.
Éste es un padre que disfruta comprando cosas bellas para su hogar. A Libra también le atraen los objetos bellos, pero carece del intenso deseo de posesión de Tauro. Él puede apreciar las cosas sin por ello sentir el deseo de su padre de poseerlas.
Libra es feliz en el hogar cálido y confortable que Tauro ha construido trabajando duramente. Durante sus rebeldes años de adolescencia, es posible que piense que papá es un viejo carcamal que no se interesa por las ideas nuevas. Pero cuando crezca apreciará los consejos cariñosos y sabios de su padre, su lealtad y sus valores.
