Virgo, con su mente ágil y vital, seguramente tiene el poder suficiente para responder las constantes preguntas de Géminis.
¿Pero tiene suficiente energía? Ambos están regidos por Mercurio y comparten el pensamiento vertiginoso, pero Virgo es mucho más terrenal y su energía nerviosa suele dejarla agotada. En el caso de Geminis, Mercurio lo exalta: siempre está inquieto y en movimiento y debe mantenerse constantemente ocupado.
Mamá Virgo cree que su hijo cambia demasiado de idea y que piensa en sí mismo todo el tiempo. Le disgusta que él carezca de su necesidad de servir y que parezca ocuparse pura y exclusivamente de divertirse; pero tendrá que refrenar su necesidad de sermonear.
Ambos son críticos y pasarán horas divirtiéndose con los defectos ajenos; aunque si apuntan su fino análisis hacia los intereses del otro, las cosas se tornarán difíciles: sería recomendable que Virgo aceptara las diferencias por el bien de la armonía.
La madre Virgo pasa mucho tiempo preocupada por saber si ha hecho o no lo correcto, mientras a Géminis eso le importa poco. El hace lo que le gusta, y lo demás tanto se le da.
Pero es muy hábil para hacer hablar a Virgo: es un niño tan parlanchín que resulta contagioso. Pues aunque Virgo también ama las palabras, por lo general se desenvuelve mejor escribiendo que hablando, y con su hijo Géminis descubrirá el verdadero arte de la conversación.
A Géminis le complace la manera en que mamá se preocupa por el bienestar de los otros, especialmente el suyo. Y Virgo disfruta con la brillante curiosidad y el estilo ganador de su hijo. Seguro que terminará sintiéndose muy orgullosa de él.
