Como reconocer a Escorpio

Una enciclopedia describe al escorpión como un arácnido nocturno que ataca y paraliza a su presa con un veneno inyectado mediante la larga cola curva, que utiliza tanto para la defensa como para la destrucción. A veces, su picadura es fatal.
Es frecuente que la gente se retraiga visiblemente cuando alguien dice que nació en noviembre, murmurando: «¡Ah, entonces es un Escorpio!», ya sea con franco temor o con respetuoso sobrecogimiento. A veces hay también una risita, referida evidentemente a la legendaria pasión de Escorpio. Escorpio está harto de esas reacciones ante su signo solar, y ¿quién puede culparlo? Pero… es que es despiadado y peligroso, ¿no es cierto?
No. Depende. Primero, será mejor que el lector aprenda a reconocer el signo. En autodefensa tal vez… o porque busca un ser humano realmente superior.
A Escorpión le gusta viajar de incógnito. Gracias al control que ejerce sobre su naturaleza, por lo general lo consigue, pero hay un par de atajos que permitirán atravesar con más facilidad su disfraz, ya sea a medianoche o a mediodía.
Fíjate en los ojos. Pueden ser verdes, azules, castaños o negros, pero serán siempre penetrantes y de una intensidad hipnótica. A la mayoría de las personas les pone nerviosas e incomodas la mirada de un Escorpión. Tendrás que ser tú quien rompa el ensalmo y aparte primero la vista, porque a mirar, Escorpión siempre te ganará. Es una identificación infalible de la personalidad plutoniana. Los ojos de Escorpio se te clavan profundamente, despiadadamente, como si te atravesaran el alma. Y así es.
Después, escúchale hablar. Su tono puede tener la suavidad del terciopelo, ser ronco o cortante; el habla será lenta y mesurada o entrecortada y brusca, pero lo que diga nunca quedará en la penumbra. El ego de Escorpio es total. El Escorpión sabe lo que es y sabe lo que no es, y su conocimiento no cambiará por nada que pueda pensar nadie. Los insultos le resbalan y los halagos no le mueven ni medio centímetro. Él no necesita que nadie le señale sus vicios ni sus virtudes. En el mejor de los casos, coincidirá tranquilamente con tu apreciación; en el peor, sospechará de tus motivos.
La próxima vez que estés con un grupo de gente, saca a colación el tema de los signos solares, y comenta que con un poco de práctica, es bastante fácil reconocerlos. Cuando alguien te inmovilice con una mirada hipnótica y declare con suprema confianza que no podrás adivinar su signo, dile con firmeza: “Tú eres un Escorpión”. Tal vez sea la primera vez que parpadea. Pero la fijeza de su mirada no se alterará mas que un instante; rápidamente recobrará la fría compostura que exhibía antes de que tú descubrieras su cuidadoso disfraz. Si alguna vez tropiezas con un Escorpio charlatán y de mirada huidiza, catalógalo como una excepción astrológica tan rara como el dronte. Hay gente nacida en noviembre que tiene en su carta astrológica influencias planetarias condicionantes de inquietud, pero de lo que se trata es de que aprendas a conocer al Escorpión típico. De los de tipo nervioso encontrarás muy pocos. La naturaleza puede ser modificada por otras influencias astrales, pero en pequeña medida.
La mayoría de los plutonianos son de físico poderoso. Tienen rasgos notablemente fuertes, nítidos y bien dibujados, y son de nariz prominente, aguileña a veces. De ordinario, la tez es muy pálida y casi traslucida, y las cejas, espesas, se unen sobre el puente de la nariz. La presencia misma de Escorpio irradia una vitalidad restallante y eléctrica que le traiciona. Por más tranquilo que procure mostrarse, semejante fuerza vital no se puede ocultar por completo. Los hombres suelen ser de brazos y piernas muy velludos, a veces con reflejos rojizos.
La mayoría tienen pelo y ojos tirando a oscuros, pero no te olvides que hay gélidos tipos rubios, de los cuales Grace Kelly y Billy Graham son excelentes ejemplos. Gélidos por fuera, claro. La equilibrada calma superficial del carácter plutoniano es una estrategia para ocultar su bullente naturaleza íntima.
Su dominio de la personalidad es envidiable. Por mas que se hayan agitado sus emociones, rara vez aparecen reflejadas en el rostro impasible e inmóvil de Escorpio. Son gente que cultiva orgullosamente y a conciencia una expresión vacía. Ordenan a sus rasgos que se mantengan inmóviles, y la cara les obedece. (¿Cómo iba a atreverse a desobedecer a Escorpión?) Rara vez verás que los traicione el rubor, un gesto o una mueca. Las sonrisas son raras, pero auténticas. El cuerpo sigue las mismas órdenes que el rostro. No es fácil observar sobresaltos, tics o movimientos nerviosos; son gente a quienes la confusión no encoge ni el orgullo hincha. Sus reacciones se mantienen siempre en un mínimo absoluto, porque el arte de Escorpio consiste en indagar incesantemente en la naturaleza y los motivos ajenos, en tanto que el se mantiene inescrutable, y en eso es un experto.

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