El empleado Capricornio 1

Con los niños era tan dulce como una madre de Whistler. Ante las personas famosas y poderosas se convertía en un humilde admirador. Constantemente estaba contando a conocidos y desconocidos que una vez había viajado en avión sentado junto a una encantadora actriz de cine, o evocando la ocasión en que le invitaron a una recepción en la mansión del Gobernador. Todo lo que compraba. Incluso los zapatos italianos, lo compraba al por mayor. Ganaba sin discusiones el primer premio a quien daba menos propinas en la ciudad, y jamás gastaría un dólar allí donde pudiera ahorrarse un centavo. En otras palabras, por debajo de la fachada ostentosa se destacaba una naturaleza típicamente saturnina. Esa Cabra, aparentemente agresiva y extrovertida, se sonrojaba ante un cumplido, y se mostraba dolorosamente tímida ante cualquiera que le pareciera ocupar un lugar de privilegio. Si necesita usted mas pruebas de que era un autentico Capricornio, pues le diré que terminó por comprar la cadena de cafeterías. Y de paso, no arriesgo su propio dinero en esa temeraria operación, sino el de otra persona.
El típico empleado Capricornio es escrupuloso casi hasta la exageración. Si comete una equivocación o un error de juicio, se siente desdichado. Fracasar en su trabajo le deprime. Si usted le necesita, volverá a la oficina a trabajar horas extras, pero no le gustara que le hagan perder la ocasión de cenar en casa, con su familia, demasiadas veces. La Cabra prefiere atender primero a sus responsabilidades domesticas y regresar después a la noria si es necesario. No será frecuente que cambie de trabajo– su meta está decidida desde muy pronto, y la perseguirá con inflexible persistencia. No tiene imprecisiones ni indecisión respecto al futuro, y jamás deja que la bruma de sueños fantasiosos y deseos sentimentales le impida ver la cima de la montaña. Los títulos, por lo general, no le conmueven. Él no anda en pos de la gloria; busca la autentica situación de poder: quiere ser el que guarda la fortaleza en tanto que los individualistas y grandes idealistas salen a cazar mariposas. No necesita ver en la puerta su nombre en letras de oro, para sentirse importante. Pero no deje usted de aumentar sus responsabilidades a intervalos razonables, y asegúrese de que le paga lo suficiente para que pueda mantener dignamente las apariencias ante el mundo. Capricornio tiene que vivir en el barrio adecuado, mandar a sus hijos a la escuela que corresponde y ver que su mujer se viste con más gusto que las amigas, y para eso hace falta dinero. La Cabra rumiará alegremente pedazos de cuero, de acero o bombillas de luz quemadas, con tal de ganarse el postre de un número sustancial de billetes grandes, amen del caviar de la distinción social. Es posible que, después de los miembros de su familia, su amigo más íntimo sea el director del banco.
Para trepar a la montaña que le interesa, su empleada Capricornio seguirá el mismo sistema que los varones de su signo. Nada la apartará de su decisión de alcanzar un puesto de autoridad en la empresa, o de casarse con el jefe. Cual de las dos alternativas puede seguir no tiene mayor importancia, mientras ella salga adelante. Es una mujer que no irá a trabajar con pestañas postizas ni brazaletes tintineantes, y a la que nunca encontrará usted devanando sueños en su escritorio. Una Cabra de su sexo es toda una dama, que no levanta la voz al hablar ni se complace en habladurías. Para ella hay cosas más importantes que quien tiene una aventura con quien o que dijo la telefonista cuando la dactilógrafa llegó tarde del almuerzo. Pasadas las horas de oficina, es posible que muestre un poco mas de curiosidad. A veces, la mujer de Saturno vive, por interpósita persona, de los detalles de ajenos romances, pero es raro que se permita hablar de esas cosas en el tiempo que corresponde a su trabajo. Es bastante lógico, pues es posible que algún día el jefe sea su marido. Y –justo es reconocerlo– hay otra razón. Todas las de su signo tienen gran sentido del deber, respeto por sus superiores y una íntima disciplina que las lleva a abstenerse de perder el tiempo en la oficina.
De uno u otro sexo, los empleados Capricornio son prácticos y ordenados. Les disgusta la gente que llega tarde al trabajo y que pierde el tiempo charlando. Detestan los métodos que no sean seguros o los procedimientos carentes de sentido común, y reorganizarán los sistemas de la oficina para tener la seguridad de que todo funciona con la debida eficiencia. No todos ellos son banqueros, maestros y tenedores de libros. También son excelentes investigadores, dentistas muy capaces, ingenieros y arquitectos brillantes, y se destacan en el comercio y en la política. Muchos son joyeros, ministros, gerentes de hotel, empresarios de pompas fúnebres, marchantes de arte o antropólogos, pero sea cual fuere la ocupación que elijan, se la toman en serio.
No olvide usted que la gente de Saturno tiene su aspecto creativo; tal vez su empleado Capricornio tenga algún hobby que le deje a usted sorprendido. Si es pintor aficionado, es posible que sea muy bueno. También puede ser músico, hacer incursiones por la escultura, vender propiedades, sacar partido de sus dotes de jardinero, cantar en un coro o trabajar en un teatro de aficionados. Su corazón está muy próximo a la cultura, y a la madre tierra también. Sus verdaderos amores son su familia, su hogar, su trabajo, el dinero, el prestigio, los libros, el arte y la música, en ese orden. Encargue usted a Aries, Leo, Géminis o Sagitario que se hagan responsables de los viajes que necesite la empresa: a Capricornio puede darle urticaria de solo ver una maleta. Y aunque la cosa no sea tan grave, preferirá tomar un tren antes que un avión. Y además, ¿quién va a mantener las cosas en orden mientras él no esté? Recuerde lo que sucedió el verano pasado, cuando la Cabra salio de vacaciones. Hubo alguien en la oficina que fue y encargo cuatro docenas de esas cintas perfumadas para las maquinas de escribir, para levantarles el ánimo a las secretarias.

Capricornio