La relación entre dos Piscis, al igual que otras que se ensamblan bajo un solo signo zodiacal, magnifica las características propias del elemento que los acoge, en este caso el Agua, cimentando la relación sobre una base de intimidad y de complicidad emocional que es, a fin de cuentas, el aspecto que, en mayor medida, ellos ponderan y, con insistencia, buscan y fomentan.
Piscis desea la comunión amorosa y espiritual con su pareja y no se conforma con sucedáneos u otro modelo de relación.
Necesita vibrar con la empatía y la sensación de fusión que sólo puede surgir de la unión de dos almas que sintonizan con los mismos ideales y principios.
Dos Piscis forman una relación cerrada y basada en un proyecto emocional firme, porque se articula bajo un mismo prisma, pero a la vez resulta un tanto débil, porque al estar construido con un solo material, el agua inestable, adolece de la fuerza que otorga el contraste que pudiera aportar otro elemento.
Sin embargo, esta pareja, cuya sintonía mental está fuera de toda duda, palia esa deficiencia estructural con su recíproca capacidad de maniobra y de entrega y sobre todo promoviendo una relación blindada, comprometida y confiada a partes iguales.
Juntos, experimentan el poder de transmutación que su manifiesto amor les confiere y se permiten abandonarse uno en brazos del otro, como aquel que se sumerge confiado en aguas tranquilas y conocidas.
Es tal el grado de afecto, de familiaridad, de empatía y de confidencia que pueden llegar a establecer, que son capaces de descifrarse sin palabras, de captarse el pensamiento y de entenderse aun sin proponérselo.
Como signos de agua que son, nadie mejor que ellos sabe que los sentimientos, sobre todo cuando son profundos, categóricos e intensos, como es el caso, difícilmente pueden expresarse con simples palabras por muy tiernas que sean y por eso ellos derrochan otros recursos más sutiles, pero no menos efectivos.
Los Piscis se dejan llevar por impresiones y sensaciones, y cuando se sienten arrastrados por la corriente del amor, todavía lo hacen de forma mucho más explícita.
No les importa nadar contra corriente, adentrarse en aguas turbulentas o tomar decisiones que en otros momentos serían impensables.
Su concepción absoluta y entregada del amor, y máxime cuando encuentra resonancia inequívoca en un alma gemela, arrasa cualquier dilema personal y actúa como un torbellino que todo su ser altera.
Los Piscis se enamoran, aman y proyectan juntos sin apenas transición, con voracidad y como si el tiempo estuviera a punto de caducar una experiencia apenas iniciada.
Desde el principio, sus fantasiosas mentes no paran de ver señales y de establecer relaciones aleatorias entre lo que les sucede en su vida cotidiana, que obviamente el amor transforma en maravillosa, y su ser amado, que, como es de suponer, se convierte en el protagonista principal de su existencia.
Este compartido sentir, capital e inusual, vivido por partida doble, como es de prever, resulta impactante, visceral y estigmatizador para ambos, independientemente del resultado final de la relación, que nadie mejor que ellos sabe y acepta que les trasciende al igual que el mismo amor que los vincula para siempre.
Los Piscis saben ofrecer y entregarse y no escatiman sacrificios por el bien de la relación, muestras de afecto o proclamaciones de amor a su pareja porque, para ellos, como mejor decía Saint-Exupéry, el amor verdadero comienza cuando no esperas nada a cambio.
Qué tienen a favor
La complicidad sin fisuras que les une les permite mantener un modelo de convivencia cerrado, simétrico, colaboracionista y respetuoso con las necesidades ajenas.
Por lo común, tienden a hacerse de terapeutas y a complacerse mutuamente con detalles que refuerzan su vínculo.
Su notable grado de empatia mental y sus parecidas y suaves formas a la hora de expresarse les facilitan mantener un tipo de diálogo especial, sosegado y, aunque no sea especialmente transparente, a ellos les sirve perfectamente para comunicarse.
Saben escuchar, se comentan hasta el más mínimo detalle y pueden expresarse abiertamente con la certeza de que van a ser entendidos y atendidos.
Sus miras coincidentes les abocan a diseñar un proyecto de futuro común que recoge sobradamente las expectativas de ambos, que, por lo general, se orientan hacia la búsqueda de seguridades materiales y afectivas.
Su compartido miedo al futuro, sobre todo a un futuro revestido de soledad, les invita un mantener un proyecto conformista y a comportarse más como lapas que como peces, pero a ninguno de los dos les molesta parasitar o ser parasitado por el otro porque, para ellos, amar sin depender no es amar.
A pesar de ser ambos de condición introvertida, suelen mantener un elevado nivel de sociabilidad y de entrega a los demás, sobre todo a causas sociales, que les posibilita abrirse a estímulos externos y compartir con otros.
A ambos les gusta viajar y compartir con los demás, pero manteniendo cierta distancia y reserva en el trato.
Qué tienen en contra
Sus similares ritmos vitales, aunque discontinuos y dispersos, les permiten entender en qué momento personal se halla el otro pero, en la práctica, suelen traducirse en conflictos recurrentes por cuestiones triviales que a ambos les cuesta resolver y que tienden a acumular por falta de iniciativa, de organización y, sobre todo, de sentido práctico.
Su compartida polaridad femenina, receptiva, mutable y radicalmente pasiva, les dificulta entenderse plenamente en la esfera íntima, un dominio que carece del grado de agresividad necesaria para que sea pleno, por mucho que ellos se esfuercen en complacer o en compensar con ternura y dedicación esa falta de polaridad masculina.
En caso de conflicto, los piscianos se encierran en sus caparazones, tienden a autoculparse de la situación o a sentirse víctimas y, en cualquier caso, no suelen coger el toro por los cuernos.
La excesiva tolerancia que ambos muestran, a veces, más que unirlos les irrita porque la identifican como indiferencia o como muestra de desamor.
Síntesis de la relación de pareja Piscis Piscis
Dos piscianos se otorgan protección, seguridad y ternura incondicional.
Saben entenderse, respetarse y fluir juntos hacia donde la corriente les lleve.
Su relación es rica en experiencias, pero demasiado maleable por las variables redes de las circunstancias ambientales, que siempre juegan en su contra, pero difícilmente desgastan su amor incombustible y más vinculante que el secreto de confesión.