Pareja Leo con Escorpio

Pareja Leo con Escorpio
La unión entre el ígneo Leo y el acuoso Escorpio es tan poderosamente atractiva como fatídicamente conflictiva para ambos, pues sus enfrentadas naturalezas de fuego y agua adquieren un tinte excesivamente radical y pasional al compartir ambos un temperamento de carácter fijo, estable, inamovible y obcecado. Los signos fijos, mal les pese, son demasiado categóricos, unilaterales y obstinados en sus planteamientos vitales y resisten titánicamente antes de dar su brazo a torcer o de otorgar alguna concesión que no vean del todo clara.

Leo representa el poder del Sol, el brillo del irrefutable y magnánimo cielo con el que la naturaleza baña a toda la creación y Escorpio es el representante de las sombras, el príncipe inflexible que gobierna sobre los abismos, el averno y las inaccesibles profundidades. Ambos, aunque coronen sobre dos escenarios diferentes, no dejan de ser dos signos de poder y de una fortaleza incombustible y, si bien es cierto que el poder atrae al poder, también lo es que el encuentro con la rivalidad o la lucha de poderes entre ambos es tan previsible como inevitable.

Leo y Escorpio se atraen porque se sospechan fuertes y dignos compañeros de aventura. Los dos saben que pueden estar unidos o enfrentados hasta la muerte y que serán amantes o enemigos, según la ocasión, pero siempre fieles y nunca indiferentes el uno para el otro. Los signos fijos son así: todo o nada y para siempre. Querer cambiar o penetrar en la estructura mental de un signo fijo requiere algo más que aprendizaje y buena voluntad, exige un entrenamiento de resistencia, de desgaste, de paciencia y de perseverancia no apto para pusilánimes, pero sí factible cuando son dos signos fijos y animales los que entran en contienda. Leo y Escorpio se admiran mutuamente y en silencio se atraen de forma magnética, arrebatadora y pulsional.

Cuando se conocen, nunca se sabe quién dará el primer paso de acercamiento y si bien puede, fundadamente, sospecharse que Leo es el candidato más aventajado para dar este paso, el marciano Escorpio nunca anda corto de iniciativa y de estrategias de combate. Para ellos, todo es combate porque son guerreros y los combatientes instintiva y rápidamente se reconocen entre sí aunque pertenezcan a diferentes ejércitos o a ecosistemas tan alejados como heterogéneos.

El leonino reconoce la fortaleza, la astucia y el peligro que encierra el escorpiniano, y se siente atraído de forma brutal e incontrolable por él; a su vez, el escorpiniano admira el porte majestuoso y los aires paternalistas y de poderío que en el leonino, por lo común, saltan a la vista. En cualquier caso, en Leo todo lo importante es visible y, contrariamente, en Escorpio lo invisible es lo importante. Este, sin duda, es el mayor atractivo de ambos.

El poder evidente y el poder en la sombra, cuando cruzan sus caminos, por inercia, se echan un pulso demoledor o, contrariamente, se abrazan, se aman y se protegen mutuamente. No hay término medio. Justamente, hallar el término medio en todo constituirá su principal reto como pareja. Aventurarse a no jugar con las cartas marcadas de antemano y a no usar su fuerza de forma indiscriminada contra el otro será su desafío constante. Unidos, pueden amarse hasta el éxtasis; enfrentados, pueden hacerse añicos sin remedio. Todo o nada. En parte de ellos depende, pero sólo en parte.

Qué tienen a favor

Les resulta relativamente fácil establecer un modelo de convivencia armónico y confortable para ambos. Su grado de intimidad es un modelo de secretismo y muy propio del tipo de relación cerrada y simétrica que establecen, en la que no dejan penetrar a nadie que no sea de su total confianza. Su hogar, cada tanto y por iniciativa propia, está sujeto a variaciones, reformas y a cambios radicales de decoración y de contenidos. Sin embargo, siempre mantienen intactos y definidos sus propios y personales espacios: Leo, los de ambiente más soleado y bullicioso; Escorpio, las zonas más oscuras y silenciosas.

En la esfera sexual, disfrutan de plena compatibilidad y de una inagotable entrega, energía, disposición positiva y gratificación recíproca. La naturaleza masculina y activa de Leo encaja perfectamente con la femenina y receptiva de Escorpio, y a modo de garfio les engancha y les toma insustituibles el uno para el otro, en este mágico e importante dominio de la relación.

Ambos son diligentes y esforzados, Escorpio más que Leo, y apuestan por ascender en sus respectivas carreras y trabajos personales. Unidos, se refuerzan su ya notable ambición personal y se apoyan incondicionalmente en los momentos de crisis o de dificultad con terceros. Juntos, forman un buen tándem para defender sus intereses ante cualquier eventualidad.

Qué tienen en contra

No les resulta fácil establecer un diálogo constructivo y sosegado. Leo no tarda en comprender que «el que calla otorga» no es un refrán aplicable a su intrigante amado Escorpio, y éste es consciente de que el orgulloso leonino se suscribe con demasiada frecuencia al hazme ciento, niégame una, y no me has hecho ninguna.

Elaborar un proyecto de futuro compartido y consensuado resulta un gran escollo para ambos, entre otras cosas, porque mantienen un concepto totalmente diferente de lo que para ellos es el futuro y de lo que esperan alcanzar. En este sentido, sólo les une un elevado grado de avidez y de ambición que no es garantía de fusión de sus respectivas visiones. Leo se halla sometido a su voracidad por vivir las experiencias del presente y Escorpio, muchas veces sin razón aparente, se atormenta demasiado por las del pasado.

Las amistades personales de ambos y las que se van incorporando según avanza la relación suelen ser foco de múltiples conflictos y, con frecuencia, originan divergencias en la pareja, celos y rivalidades.

La estabilidad económica, por lo común, es otro punto extremadamente conflictivo y motivo de discusión continua, dada su divergente percepción a la hora de manejar sus recursos, tanto propios como compartidos.

Síntesis de la relación de pareja Leo Escorpio

Escorpio y Leo forman una pareja compacta que sólo necesita algo de tiempo para lograr la plena complicidad. Si apuestan por no llevar al límite sus tendencias posesivas, celosas, viscerales y dominadoras, se permitirán disfrutar de una relación pasional y gratificante.

Su principal consigna reside en llegar a controlar el grado de poder que ambos por separado sustentan, un poder que les une y fusiona pero que, a la vez, es susceptible de destruirlos irremediablemente, porque lo que está claro es que Leo y Escorpio resisten más que renuncian y antes de dimitir prefieren dinamitar.

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