Pareja Géminis con Virgo

Pareja Géminis con Virgo
La unión entre el variable, aéreo e inestable Géminis y el meticuloso, ordenado y terrestre Virgo no resulta fácil de compatibilizar a pesar de que ambos signos se hallen regidos por el volátil y adaptativo Mercurio, el planeta que mejor consagra la dualidad en todos los ámbitos de manifestación.

El signo de Géminis expresa la faceta extrovertida de Mercurio (hablar, comunicar, describir, informar) y el signo de Virgo, la introvertida (ordenar, analizar, metodizar, discriminar). Son como las dos caras de una misma moneda: juntas forman una realidad indisoluble, pero se hallan condenadas a no poderse ver frente a frente por mucho que intenten arquearse.

Se trata de dos signos antagónicos, tanto como lo son el elemento aire y el elemento tierra, a los que no les resulta nada fácil entenderse y converger en la mayoría de planos importantes de cualquier relación de pareja, a pesar incluso de que ambos son mentales y mucho más racionales que pasionales.

Seguramente, en la esfera mental y en sus compartidos intereses intelectuales, radica su inicial y más fuerte punto de atracción, encuentro y unión, pero también aquí se halla el germen del desencuentro, sobre todo si pretenden hacer prevalecer sus contrapuestas visiones de la realidad.

A Géminis, siempre tan directo y comunicativo, como paradójico e ingenioso, le resulta difícil establecer un diálogo fluido con su compañero Virgo; particularmente, le incomoda su talante mordaz, satírico e irónico y su actitud prejuiciosa y siempre dispuesta a criticar todas sus acciones y a sacarle punta a todos sus personales puntos de vista.

Igualmente, Virgo se enerva con la incorregible dispersión e indisciplina geminianas, con su falta de continuidad y de profundidad y, sobre todo, con su negado sentido de la discriminación.

Como es de suponer, el diálogo entre ambos no resulta fácil, pero sí les posibilita, si se permiten el tiempo del intento, descubrir velados puntos de su unión que no sólo les aproximan, sino que les identifican en gran medida, pues, a fin de cuentas, poseen la misma impronta mercurial y están fraguados con idéntico metal, aunque, inicialmente, no sean conscientes de ello.

Ambos detestan con empeño la ignorancia y la hipocresía y, aunque de diferente forma, suelen ser bastante objetivos en sus planteamientos y en la forma de entender la vida, que, en ambos casos, suele estar tamizada por un objetivo de aséptica practicidad.

Los signos mutables (Géminis, Virgo, Sagitario, Piscis), especialistas en hacerse los locos o los tontos, no suelen ser resolutivos, categóricos o rápidos.

Tienden más bien a la indefinición, a beneficiarse de los errores de los demás, a solucionar sus asuntos a última hora y, sobre todo, a esperar que el tiempo los resuelva caducándolos, algo así como lo que hacía el infausto general Franco (Sagitario, ascendente Virgo), que, flanqueando su mesa de trabajo, tenía dos grandes bloques con montones de amarillentos expedientes: Expedientes que el tiempo resolvió y expedientes que el tiempo resolverá.

Tanto para Géminis como para Virgo, con demasiada frecuencia, la esfera amorosa y afectiva constituye un expediente, un trámite a solventar, remotamente prioritario y escasamente rociado de pasión, porque las pasiones y los arrebatos en la naturaleza mercurial adoptan la forma racional, la menos apasionada y espasmódica de las formas.

No obstante, ambos se atraen fácilmente y no les resulta difícil enamorarse y establecer una asociación caracterizada por el respeto, el recíproco sentido de la adaptación, la practicidad y la discontinuidad.

Difícilmente, su relación estará basada en una concluyente fusión pues, como ya quedó dicho, a ambos les espantan, especialmente a Géminis, las relaciones categóricas, que suelen apoyarse sobre dogmas, exclusividades o convencionalismos. A Mercurio le encanta, sobre todo, explorar, descubrir y compartir y, ante todo, no sentirse enjaulado ni tan siquiera en los confortables muros de la seguridad.

Qué tienen a favor

• Establecer un modelo de convivencia igualitario y simétrico les resulta fácil porque ambos se rigen por criterios de racionalidad, son flexibles, escasamente dominantes y pueden llegar a pactar unos mínimos, normalmente inducidos por el reglamentista Virgo, que les permitan convivir en armonía, ocupándose cada uno de sus respectivos asuntos.
• En la esfera íntima, aun considerando que ambos son fríos, prácticos, distantes y poco demostrativos de sus afectos, el grado de fusión que establecen suele ser el idóneo para entenderse y otorgarse el grado de intimidad que demandan en este ámbito, un hecho que sus complementarias y adaptativas naturalezas corroboran.

Qué tienen en contra

• Consensuar un proyecto de futuro común supone un gran desgaste para ambos, porque sus anhelos, construidos con diferentes materiales vitales, distan de ser semejantes: el iconoclasta Géminis desea forjarse una vida independiente, aventurera y vivida en clave de presente, mientras que el controlador Virgo apuesta por lograr una estabilidad forjada en la costumbre, en sus pretéritas experiencias y alejada al máximo de cualquier sobresalto.
• Verles hablar no tiene desperdicio, porque sus diálogos suelen ser inteligentes, punzantes y divertidos y se caracterizan porque rara vez se otorgan la razón (en público menos) en cuestiones de peso y pueden llegar a afirmar lo mismo de diferente forma y seguir llevándose la contraria sólo por fastidiarse mutuamente o por demostrar quién de los dos es el más listo, su eterno, desgastante y común reto.
• Sus diferentes ritmos personales, unidos a la divergente forma de llevar a cabo sus actividades y trabajos cotidianos, suelen constituir una fuente inagotable de tensiones. El meticuloso virginiano no soporta la dispersión de actividad geminiana y su afición por no acabar lo que inicia e, igualmente, el geminiano no digiere fácilmente las formas inhibidas y de manual de su amado. Un hecho que se magnifica cuando desarrollan actividades en común y sobre todo cuando viajan, pues los viajes siempre les propician desencuentros y tensiones más allá de las razonables.
• En caso de conflicto, su compartida tendencia mercurial les
induce a racionalizar cualquier problema e, igualmente, a no tomar decisiones drásticas o que impliquen riesgos personales. Esta tendencia a la indefinición y a no dar la cara, con demasiada frecuencia les invita a instalarse en el disimulo y a eludir compromisos, una técnica que no siempre les da resultados óptimos porque los problemas se les acumulan y se quedan sin espacio para depositarlos.

Síntesis de la relación de pareja Géminis Virgo

Géminis y Virgo son dos signos en gran medida incompatibles; sin embargo, poseen numerosos elementos caracteriales que los aproximan y les permiten amarse sin estridencias, manteniendo una relación flexible y enriquecedora para ambos.

En cualquier caso, sus defectos y carencias personales son recíprocamente soportables y no constituyen una barrera infranqueable porque ninguno de los dos tiene la imperiosa necesidad de controlar y de moldear a su pareja a su imagen y semejanza, entre otras cosas, porque no suelen tener del todo claro, especialmente Géminis, cuál es su propia y singular imagen.

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