Esta singular pareja interpreta la vida de forma totalmente diferente y evidencia a cada paso y en toda situación la manifiesta incompatibilidad entre el elemento fuego y el elemento agua, y máxime cuando se trata de sus acepciones cardinales, como es el caso, que siempre son las más categóricas, evidentes y desbordadas. El exceso de fuego de Aries hace hervir el agua de Cáncer, que, a su vez, apaga el fuego Aries.
Los excesos, propios de los signos cardinales, toman posiciones radicales en esta combinación y la marcan con el sello de una discrepancia absoluta, que no revela muy buenos augurios. Sólo en el caso de que esta pareja esté cimentada por un amor inagotable y recíproco, podrá sobrevivir a los embates cíclicos que toda relación debe soportar por el simple hecho de existir.
Poco comulgan la extroversión, la objetividad y la decisión arianas con la introversión, la indecisión y el ensimismamiento de Cáncer. Ambos se hallan en terrenos diferentes, en contextos separados: Aries exprimiendo permanentemente el presente y sin necesidad de echar raíces; el Cáncer, instalado en la evocación del pasado y con el firme propósito de sentirse enraizado.
Su primer reto como pareja consiste en descubrir un punto de encuentro en el que puedan coexistir libremente y sin fricción estas inamovibles tendencias temporales. Un antinatural y titánico desafío que pocos individuos pueden conquistar porque supone cambiar la marcha, el sentido y la velocidad de la mayoría de sus acciones.
Aries se enamora deprisa y se dirige sin vacilación a su objetivo y al Cáncer le asusta e incomoda tanta diligencia e impaciencia porque es progresivo y regresivo al mismo tiempo, como el cangrejo que lo simboliza, y tiende a desconfiar del amor a primera vista, reprimiendo cualquier impulso en este sentido.
Cáncer, cuando vislumbra la posibilidad de una nueva relación, activa sus mecanismos de defensa, inicialmente se cierra, y acciona su potente memoria en busca de referencias del pasado, a fin de no repetir errores, un peligro que siempre le acecha y del que difícilmente puede escapar, dada su afición a la repetición.
Cáncer necesita tiempo para lanzarse a una relación de pareja, algo que siempre fastidia al impaciente Aries, que primero se dispone y luego piensa sobre lo actuado. El Aries, acostumbrado a errar y a vivir en el presente, no suele hacer demasiadas cábalas cuando se decide a abordar una relación de pareja; más bien, plantea cada nueva relación como algo único e irrepetible, definitivo quizá, pero sin atisbo de referencias pretéritas.
Aries vive el amor de una forma cualitativa y autónoma y tiende a expresar sus sentimientos a bocajarro, pero Cáncer, experto en darle vueltas a todo, necesita bañarse con calma en el mar de las emociones y, sobre todo, necesita cuantificar las desbocadas manifestaciones afectivas que recibe del Aries y esta valorización le lleva su tiempo, quizá excesivo visto desde el prisma de Aries, que no capta fácilmente el sentir de su sensible, fantasioso y romántico compañero, y todavía entiende mucho menos que se resista a sus insistentes reclamos.
El Cáncer, por su parte, con demasiada frecuencia, ve al Aries, más que como un compañero y amante, como a un jefe que le quiere imponer sus dictados y se afana por gestionar la relación de forma unidireccional.
La combinación no puede resultar más desalentadora, pues ambos tendrán dificultades para satisfacer las necesidades de su pareja y la impresión de sentirse desbordados e incomprendidos suele ser recíproca y difícil de superar.
El expeditivo Aries deberá aprender que el silencio, la reserva y la protección de su intimidad son parte del sentir Cáncer, al igual que éste deberá aceptar que Aries tenga sus intimidades a flor de piel, algo difícil para ambos y que sólo un milagro podría solventar: el milagro del amor.
Qué tienen a favor
• Los signos cardinales se atraen y complementan poderosamente en la esfera sexual porque hacen de la lucha de poder un elemento sugerente que les arrebata y les fusiona sin remedio.
• Aries, hipermasculino, y Cáncer, hiperfemenino, se entienden sin palabras y, recíprocamente, se gratifican fácilmente en este dominio.
Qué tienen en contra
• No les resulta fácil mantener un modelo de convivencia igualitario, cómplice y dotado de las características que a ambos les gustaría. Aries, que poco entiende de seguridades y le falla el sentido de la reserva, tiende a asfixiarse y a chocar frontalmente contra los diques que Cáncer levanta para proteger la relación de las inclemencias externas y, a su vez, el canceriano vive en constante inseguridad por las locuras y la despreocupación arianas.
• Implicarse en un proyecto de futuro común les resulta de un esfuerzo titánico, pues ambos viven instalados en diferentes realidades (Aries en el presente y Cáncer en el pasado), se mueven a través de diferentes estímulos y alimentan sueños divergentes a los que no desean renunciar. El tiempo, además, juega en contra de ambos y es el encargado de desgastar sus planes conjuntos, sobre todo si son de carácter profesional.
• Entenderse hablando también les resulta complicado porque Aries es adicto al discurso directo, sincero, objetivo y libre de preámbulos y a Cáncer le cuesta comunicarse de forma transparente porque las emociones y las sutilidades, más que los conceptos, dan forma a su peculiar y subjetiva forma de expresarse.
• El ritmo hiperactivo, diurno y madrugador del ariano resulta difícil de compatibilizar con el pasivo y nocturno del canceriano. Cuando uno está despierto, el otro necesita dormir y viceversa.
• Los viajes y desplazamientos, de forma recurrente, son motivo de discusión. Aries va rápido y ligero de equipaje y Cáncer siempre lleva más de lo que necesita y le gusta ir tranquilo. La mejor solución para ellos es viajar por separado o no prodigarse en desplazamientos.
• Normalmente, suelen tener problemas de sociabilidad y les cuesta ser aceptados como pareja por los demás, pues tienden a atraer críticas y enemistades.
• Aries es un signo de ataque y Cáncer de defensa y cuando entran en conflicto, sus antagónicas naturalezas salen a la palestra de forma nítida y cada uno a su manera ataca al otro sin contemplaciones: Aries utilizando la agresividad y Cáncer, la manipulación emocional.
Síntesis de la relación de pareja Cáncer Aries
La unión del primario ariano con el reservado canceriano no es fácil en primera instancia, pero puede resultar atractiva y productiva para ambos si consiguen no llevar al límite sus innatas tendencias, que posicionan al ariano en la extroversión y la acción y al canceriano en la introversión y la pasividad.
Aries debe aprender a penetrar en el alma de su compañero y Cáncer debe aprender a penetrar en el cuerpo del ariano. Si lo consiguen, serán dos en uno; en caso contrario, serán dos contra dos: dos cuernos contra dos pinzas.