El niño Aries

Mientras papá ofrece los cigarrillos, el rubicundo bebé Aries vocifera desde su cuna para que le presten atención. Pero, ¿cómo se atreven a ignorarle para charlar con la enfermera? ¿Quién es el que manda aquí, vamos a ver?
Será suficiente con subirle en el taxi al volver del hospital para tener inequívocamente resuelta la cuestión: el que manda es el bebé Aries. ¿Es que te quedaba alguna duda? Pues ya se disiparán cuando tenga edad suficiente para sentarse en la sillita alta y empezar a golpear la cuchara contra la bandeja si le dejan demasiado tiempo solo. Jamás te fastidiará ni se pondrá pesado con su alimento preferido. En todo su cuerpecito fuerte, activo, cuadrado de hombros, no hay un solo hueso delicado. El chiquillo Aries escupirá las verduras con la fuerza de un cañonazo, y se frotará el plato de papilla por la minúscula cabecita rapada para dejar bien en claro que decididamente, esas no son comidas que le gusten al bebé. Y en su acción, las niñas serán tan directas como los varones. Tal vez más incluso, porque uno quizá no esperaría tan orgullosa determinación en esa tierna personita. ¿Tierna, he dicho? El metal de abril es el hierro, y su piedra el diamante, la sustancia mas dura que se conoce.
Es probable que Aries camine antes que otros niños, y sin duda alguna hablará antes. No será fácil de controlar. Si se nos ocurre decir que no a un pequeño Aries, nos responderá agitando un dedito regordete y desafiante. Hay que empezar a disciplinarlos cuando son muy pequeños. Mucho cuidado con las caídas y las heridas en la cabeza y en la cara. Los niños Aries tienen propensión a los accidentes, por decirlo sin exagerar. No dejes a su alcance cuchillos afilados, y cuidado con todo lo que pueda quemarlo. Si en las inmediaciones hay algo caliente o prohibido, puedes apostar a que allí meterá impulsivamente su dedito curioso. Y si piensas que con eso aprenderá la lección, te equivocas. Son niños que intentan superar sus propias marcas. La dentición puede ser una época de fiebres y molestias, una ordalía de la que el bebé saldrá sin dificultades, pero ¿y la madre?
Cuando sea un poquito mayor, es posible que te deje sin aliento con sus afectuosos abrazos de oso. Generalmente, los niños de Aries son cariñosos y demostrativos, excepto aquellos cuyas primeras experiencias emocionales enfrían un corazón normalmente cálido. Son las ovejitas, tristes y calladas. Pero sus cuernos son igualmente peligrosos.
Vale mas no pedir a los parientes que se ocupen del bebé sin ponerles en antecedentes. Si la pobre tía Magdalena se ofrece valientemente a cuidar de él mientras sus padres se toman unos días de vacaciones, la situación puede llegar a ser un poco tensa.
Sin duda, encontrará al nene con el dedo en el azucarero y es posible que cometa el error de golpear el suelo con el pie, disgustada. Su actitud sorprenderá y ofenderá por igual al Carnerito, que a su vez dará con el piececito contra el suelo y conseguirá decir su primera oración completa: <<Tía «Mada», no me digas nada>>. Exquisito. Y claro que en mucho tiempo ella no le dirá nada. (También es posible que vosotros tengáis que regresar a casa antes de lo previsto, porque al golpear con el pie, el pequeño se fracturó el dedo gordo.)
A medida que crezca y se haga mas fuerte, tras haber luchado contra el sarampión, las paperas, la varicela y la escarlatina, venciendo a todas sin dificultades (ya que la lucha contra los gérmenes no es una autentica lucha para la capacidad de recuperación de la naturaleza marciana), el niño Aries empezará a mostrar su pauta temperamental. Sus padres advertirán que puede comportarse como una criatura totalmente irrazonable si se le lleva la contraria, pero su enojo no es duradero. Tras una explosión periódica, el pequeño o la niñita Aries os brindarán una amplia y radiante sonrisa de triunfo.
Aries comparte con asombrosa generosidad sus juguetes con sus padres, sus compañeros de juego, el cartero, el bulldog del vecino y el gato de la calle. Sin embargo, su generosidad se acabará si alguno de ellos hiere sus sentimientos o se interpone en el camino de algo que él quiere hacer o del lugar donde quiere llegar. Entonces, cuidado con los estallidos.
Tanto los varones como las niñas Aries pueden caer precozmente en el hábito de descuidar sus deberes escolares, y poco les impresionará que su madre le ponga como ejemplo a un hermanito más obediente –Capricornio, Cáncer, Virgo o Piscis–. (Doy por supuesto, lectores, que no tenéis más que un hijo Aries. No es muy frecuente que los planetas hagan esas cosas a los padres.) En vez de avergonzar al joven marciano para que estudie, hay que desafiarlo. Se relamerá con un desafío de la misma manera que su gato favorito se relame con la nata.
Basta con decirle que probablemente él (o ella) sea un poco lento, no tan inteligente como los demás chicos, un poco inferior, vamos, pero que a sus padres no les importa. Igualmente le amáis. Y veréis cómo vuela el polvo de esos libros de texto, cuando el Carnerito se dispone a demostrar la ridiculez de esa teoría. ¿Que alguien pueda estar por encima de él? Eso está por ver.

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