El hombre Aries 3

Una vez que te hayas casado con él, Aries será el dueño de la casa o se ira de ella. No aguanta que le molesten en público ni en privado, y mucho menos por la forma en que gasta su dinero. ¿Acaso no se lo gana él? ¿No es su dinero? (A veces, ese pronombre posesivo puede ampliarse hasta abarcar también el dinero que ganas tú.) Es posible que no sea capaz de equilibrar del todo el presupuesto –y es por pura bondad que lo digo con tanta delicadeza–, pero no intentes encargarte tú de ello, aunque toda la vida hayas sido un genio en matemáticas. Jamás quieras interferir en sus asuntos financieros. Es esencial que sea siempre él quien ajuste los cordones de la bolsa. Si es un Aries típico, será generoso con el dinero, y te dará todo lo que necesites. Podrás tener tu bolso de piel de víbora cuando él se haya comprado la cartera de cocodrilo.
Puede ser un poquito egoísta, (pero jamás tacaño.)
Aunque pueda cambiar frecuentemente de trabajo hasta que llegue a ser su propio patrón, un Aries no te dejará morir de hambre. Encontrará manera de conseguir que el dinero siga llegando, por más que se vuelva a marchar con la misma rapidez. Será mejor que ahorres algunas monedas de las grandes en el cerdito de porcelana y le des la sorpresa cuando mas las necesite, porque no es probable que él ahorre mucho (a no ser que tenga algún elemento positivo, como la Luna en Capricornio o en Cáncer, o un ascendente que le predisponga a hacer economías).
Con cada bebé que tengáis, él se conducirá como el delicado y orgulloso papá de tus sueños. Es posible que mas adelante sea un poco mandón con los niños y trate de imponerles sus carreras. Será un padre tierno y maravillosamente divertido, pero es posible que haya que recordarle que los chicos necesitan de la independencia tanto como él. El de padre es, decididamente, un papel que a él le gusta. El béisbol, las charlas sobre aves y abejas, el fútbol, salir a cenar con su mujer, la serie completa. Pero no le des la impresión de que alguno de los pequeños es más importante que él para ti, porque entonces la cosa dejará de gustarle.
Una vez casados, la mujer de Aries puede seguir adelante con su carrera, si así lo desea. Lo más probable es que él no se ofenda, siempre y cuando su cónyuge no brille más que él. Es importante que recuerdes que le resulta más fácil perdonar las sopas de lata o las comidas congeladas que la falta de fe en sus ideas.
Estimula su independencia, pero procura doblegar –con tacto– su carácter impulsivo. El conductor debe ser él, porque si no, la vida no vale la pena. Su gran entusiasmo burbujeante puede morir una triste muerte si le echas un cubo de agua fría o, con una negativa, provocas un cortocircuito en su energía positiva. En el momento en que pierda su autoridad, en el trabajo o en casa, su estimulante optimismo se convertirá en sombrío descontento para acabar finalmente en un decidido desinterés. No está en su naturaleza someterse. Aries es hombre entre hombres, y su mujer jamás debe destruir su masculinidad, sin que ella pierda su individualidad tampoco. No intentes manejarlo, ni dejes que él te maneje. Un marido de signo Aries no aguantará que su mujer tenga todas las noches reuniones en el club, pero no tolerará tampoco una esposa que se pase todo el día en casa tejiendo manteles y cubrecamas. Se trata de alcanzar un término medio. Y si aciertas, piensa que algún día serás la única Julieta de pelo blanco en tu círculo, con un marido que seguirá poniéndose romántico cuando se hayan cumplido vuestras bodas de oro. Es todo un desafío, si eres romántica… y claro que lo eres, porque si no, para empezar, no te habrías metido con un Aries.

Signo Aries